Cada día de mi vida transcurre con actividades similares, pero de diferente forma. Me levanto no muy temprano, ni tampoco muy tarde, entre 7 y 8 a.m., y el estar lista me toma dos horas, no más, no menos, pues entre bañarme, elegir que me voy poner, el maquillaje, peinarme, el desayuno y la conversación con mi mamá esas dos horas pasan volando.
Se que desde que abro mis ojos se comienza a escribir una página más en este libro de mi vida.
Subo a mi coche y tardo casi 30 mins en llegar a mi destino, y en ese transcurso tengo tiempo suficiente para admirar las montañas que envuelven a mi ciudad que es un panórama espectácular y muchos que viven en Monterrey no me dejarán mentir, asi como tiempo para ordenar en mi mente las actividades que formarán parte de un nuevo día.
Los días pueden ser oscuros o estar llenos de luz, y trato de hacer con ellos lo mejor que puedo, lo importante en cualquiera de los dos casos, es vivirlos y disfrutarlos al máximo.
Me gusta como en la mayoría de los casos me encuentro con rostros que me saludan con una gran sonrisa, una sonrisa capaz de inyectar la energía suficiente para lidiar con ellos la mayor parte del día, porque no siempre es fácil.
Tengo la fortuna de tener un trabajo que día con día aporta una enseñaza distinta a mi vida y no solo en el aspecto profesional o laboral, tambien a mi vida personal, pero eso no lo es todo, durante el día tambien mi familia y mis amigos aportan cosas muy importantes para que se puedan continuar escribiendo muchas páginas más.
Estoy muy contenta de ser quien soy y estar en donde estoy, cada día que pasa busco ser mejor, y ser feliz cada momento, y que más quisiera yo que vivir en un jardín de rosas, pero oh, sorpresa!!! las rosas tienen espinas, y asi es la vida y hay que disfrutarla de cualquier forma, no tiene sentido lamentarme por lo que no puedo cambiar.
Acepto que alguna vez lo hice, me lamentaba por lo que no podía tener o creía debía ser diferente, es increíble que tuvo que pasar tanto tiempo para encontrarle otro sabor a la vida, porque antes ubicaba a la felicidad como una meta, a veces en mi interior, a veces en alguien, o a veces en cosas materiales, pero afortunadamente pude ver mi error, la felicidad se compone de pequeños detalles en el día con día, al menos esa es mi perspectiva ahora, y puedo sentirlo en el discurrir de un día cualquiera...